Taller nº8 ABRIL 2013

Taller nº 8 ABRIL 2013

http://www.literautas.com

Escena:

Tal y como os decía antes, la escena se basa en el cuadro de Hopper, pero NO es necesario que los protagonistas sean los personajes del cuadro ni que tenga lugar dentro del bar. Tenéis libertad para crear la historia que queráis siempre que:

1. Contéis una historia con su inicio, su nudo y su desenlance.

2. La historia tenga lugar durante la noche, haciendo homenaje al título del cuadro (Noctámbulos) y la atmósfera de soledad que desprende.

3. La historia esté inspirada en el cuadro de Hopper.

Esto es, podéis contar lo que le pasa a cualquiera de los personajes del cuadro, pero también a otro distinto que pase por ahí, lo que sucedía justo antes o justo después de la imagen, lo que sucede a consecuencia de esa imagen… Lo que se os ocurra.

Extensión:

El texto con el que participéis en el taller deberá tener una extensión máxima de 750 palabras, y solo se admitirá un texto por usuario.

hopper-nighthawks

“Escondido tras el lienzo”

-“Señor, venga un momento.” -Comentó uno de los policías que se hallaban en el lugar del crimen.

Dick era un veterano en la comisaría del distrito 43, había identificado a un gran número de asesinos y era todo un experto en solucionar crímenes difíciles. Le gustaba su trabajo, tanto que había dedicado toda su vida a ello, sin necesitar nada más. Por eso había acabado convirtiéndose en un lobo solitario, aunque su afán por cumplir con su trabajo le había reportado gran reconocimiento. Toda su casa estaba llena de condecoraciones, premios y un sinfín de artículos donde le mencionaban como el policía perfecto.

-“¿Qué es lo que quiere, Norman? ¿No ve que estoy ocupado identificando al cadáver?” -Bufó el teniente Dick.

-“Pronto sabremos quién es, acabo de encontrar su cartera en un rincón.” -Le contestó, indicándole dónde se hallaba.

-“Muy bien. Revise la documentación y póngase de inmediato a interrogar a la vecina que nos llamó informándonos del incidente. Quiero acabar lo antes posible con este caso, tengo mucho trabajo acumulado en la oficina.” -Le ordenó.

Pocas horas antes, una mujer muy exaltada había llamado a comisaría rogando que fuésemos de inmediato a la dirección indicada porque había descubierto un cadáver. Por los datos que pude saber después, la mujer en cuestión era la típica señora cotilla, oportunista y roñosa que, por mala suerte, a todo vecino le toca soportar. Pero en este caso, fue esa mala suerte la que nos ayudó a llegar al lugar del crimen pocas horas después de que se cometiera. De inmediato supimos que la señora Enma tenía la llave del piso de la víctima porque se ocupaba de llevarle la comida todos los días.

-“Edward Hopper, señor. Es el famoso pintor.”

-“Ya sé que era pintor, maldita sea; pero si toda la casa está llena de pinceles, paletas y demás utensilios. Casi tropiezo con un bote de pintura… ¡rosa!”

-“Ya, señor, pero es Edward Hopper. ¡Debe sonarle el nombre!. Decían los periódicos que estaba preparando una exposición en la galería MOMA. Mire el cuadro que hay sobre ese caballete; se titula Noctámbulos. Lo sé porque estuve en la exposición en la que lo presentó por primera vez.” -Argumentó Norman.

-“Déjese de tanto dato inútil que no ayuda en nada y dedíquese a comprobar la coartada de la vecina. Mientras, investigaré qué es lo que hace ese cuadro… ¿cómo dijo que se llamaba?”

-“Noctámbulos” -Respondió Norman.

-“Pues eso. Intentaré averiguar qué es lo que hace ese cuadro situado justo en medio de la habitación, a tan escasa distancia de nuestro famoso pintor. No acabo de entender por qué está precisamente ahí. Por cierto, llame de inmediato al forense. Se está retrasando demasiado.

Veamos, el cuerpo tiene un solo impacto de bala en el pecho y, según veo, el disparo tuvo que ser realizado por alguien situado a corta distancia y enfrente de la víctima. El orificio de entrada y salida no deja lugar a dudas. Un disparo directo al corazón es la causa de la muerte. Lo que no logro explicar es el calibre de la bala, por el agujero producido ha de ser de un diámetro muy pequeño, casi tan pequeño como un perdigón.

Según la vecina nadie ha entrado ni salido en horas, y según la posición en la que se encuentra el cuerpo, ninguna ventana coincide con la trayectoria por la que pudieran haber disparado. Creo que este caso me llevará más tiempo de lo que pensaba.

Y el cuadro, esas formas tan sombrías, sólo hay que mirar las caras de sus protagonistas…. hay veces que no entiendo cómo puede existir gente que compre estas cosas.

Tengo la extraña sensación de que la mujer del cuadro me quiere decir algo, como si ella supiera todo lo que ha ocurrido. Y el camarero, parece no dejar de mirarme. Este cuadro cada vez me parece más misterioso. Y el hombre de espaldas diría que guarda un secreto, tal vez compartido sólo por los clientes de ese bar. Todo me lleva a pensar que el disparo provino de la misma dirección en la que se encuentra el cuadro, es como si…. No sé por qué, pero la figura que está sentada de espaldas me resulta fascinante… atrayente… Norman, ¿Qué cree que habrá querido expresar Hopper al situarla ahí? Piensa que quizás pudiera haber sido ella quien…. pero eso es imposible.”

-“No lo sé, señor. Tal vez… ”

Taller nº7

http://www.literautas.com

Escena:

La historia ha de tener lugar en un barco, del tipo que sea. Puede tratarse de un barco pirata, de pesca, de guerra, de pasajeros, de vela, un bote salvavidas… Lo que queráis. Basta con que esté en el agua, flote y tenga algún pasajero y/o tripulante (o no… que también se han dado casos de barcos fantasma).

Además, existe otro requisito, y es que tiene en la historia tiene que suceder (o haber sucedido) un robo. ¿Qué es lo que han robado y quién? ¿Por qué? ¿Los personajes saben que el robo ha tenido lugar o lo desconocen? Eso ya se lo dejo a vuestra imaginación.

Extensión:

El texto que nos enviéis para participar en el taller ha de tener una extensión máxima de 750 palabras, y solo se puede enviar un texto por usuario

El tesoro robado.

—¡Rayos, centellas, retruécanos y truenos! ¡Por las barbas de Neptuno! ¿Quién ha sido el maldito bribón que ha osado robar mi preciado tesoro? —gritó el capitán pirata Pecholata. —¡Levantaos inútiles mascachapas!

—Capitán, ¿qué es lo que ocurre? —Intervino el segundo al mando, el teniente Roberto Ojotuerto.

—¡Peinaovejas, muerdesartenes, chupacharcas, lamecandaos, masticalegañas,…! ¡Os pasaré a todos por la quilla! —No paraba de lanzar improperios el capitán a todos los tripulantes del barco pirata Pandacafres.

—Avisa al contramaestre Isolina Gato Sardina, que se presente de inmediato ante mi o le mandaré a criar malvas.

—Sí, mi capitán. —Contestó el teniente.

Ojotuerto se puso a buscar al contramaestre por todo el barco hasta que logró encontrarlo durmiendo la mona en la popa.

—¡Despierta cabezabuque! —Le gritó mientras le propinaba tal puntapié que casi le mandó a pastar con los tiburones.

El capitán te reclama de inmediato, no le hagas esperar o de sardina sólo te dejará la raspa.

—¿Dónde está el capitán?

—Por babor.

—Por babor, ¿dónde está el capitán?

—¡Rufián insensato!, levanta y corre. Ya sabes que los muertos no hablan. —Le contestó un malhumorado teniente.

El contramaestre no se lo pensó dos veces y se dirigió de inmediato al encuentro con su capitán. Conocía todas las historias que de su famoso capitán se contaban, historias en las que nunca dejaba supervivientes, aunque pensándolo bien, si nunca dejaba supervivientes…¿esas historias quién demonios las contaba?

—Mi capitán, a sus órdenes. —Le dijo el contramaestre Isolina.

—¡Maldito bastardo! Manda a todos que suban a bordo. (Y bordo murió aplastado)

Una vez reunidos todos los piratas, el capitán se dirigió a ellos informándoles que su tesoro había desaparecido.

—Bellacos, uno de vosotros ha robado mi tesoro. Nadie saldrá vivo de este barco. Ofrezco mil chinches de oro a quien consiga encontrar a mi preciado loro.

—También os debo dar dos noticias, una buena y una mala. Os daré primero la buena.

Como llevamos navegando en busca de barcos a los que abordar más de tres años, cuatro meses, dos días y seis horas; os vais a poder cambiar los calzoncillos. —Ante tal buena noticia todos los piratas gritaron vitoreando a su capitán.

—¿Y la mala noticia? —Contestó Román Calaveracalva.

—La mala es que; tú Román, te los cambiarás con Aquiles Canto, tú Barba Melón te los cambiarás con Edgar Ganta, tú Solomeo Paredes te los cambiarás con Aldo Lorido,…

Todos los piratas comenzaron a investigar, a buscar al responsable de la desaparición del loro Tesoro.

Se hacían preguntas entre ellos para encontrar al culpable. Después de muchas horas encontraron al ladrón.

—Tú, pillastre. ¿Cuántas anclas tiene un barco?

—Esteeeee, mmmmm. ¡Once! —Contestó.

—¿Qué? ¿Cómo que once?

—¡Claro! No ves que siempre dicen: eleven anclas.

—Capitán, capitán. He encontrado al ladrón. —Y en un momento todos los piratas acudieron a la llamada y ataron a Manoslargas, que así es como se llamaba nuestro ladrón de loros.

—¿Qué has hecho con mi loro, rufián? —Le preguntó el capitán Pecholata.

—Oh, nada mi capitán, anoche entré en la bodega en busca de más ron y escuché una voz que me dijo: “¡Jesús te está mirando!” Entonces me asusté, pero como no ocurrió nada y seguía teniendo sed, continué. Y de nuevo volví a escuchar la voz que me dijo: “¡Jesús te está mirando!” Asustado prendí una vela y advertí que la voz venía de su loro. Le pregunté cómo se llamaba y me dijo que Tesoro.¿Y quién fue el tonto que te puso ese nombre?” le dije. Y él me contestó: “El mismo que le puso Jesús al doberman que tienes detrás, zopenco.”

Y entonces se armó tal belén que huí, dejando a oscuras a los dos animales, y no logré adivinar qué es lo que puÉdo pasar después.

—Arrr, ¡voto a bríos!. Llevadle a estribor para lanzarlo a los tiburones. Y a Jesús también. Los pasaremos por la plancha y daremos de pastar a los tiburones. —Bramó enfadado el capitán ante la idea de que su loro hubiese pasado a mejor vida.

—¡Tierra a la vistaaaaaa! —Gritó desde lo alto el vigía del barco. Y todos los marineros se quedaron ciegos.

Manoslargas y Jesús aprovecharon que los piratas se echaban tierra unos a otros para escapar. Arriaron un bote y se alejaron del barco pirata, el único con un pirata sin loro.

Taller nº6

http://www.literautas.com

Escena:

La historia (o una parte, por lo menos) tiene que ocurrir durante un carnaval o una fiesta de disfraces. Además, ha de haber un personaje que tenga miedo de algo, por los motivos que sea.

Género y tono:

No está limitado. Tenéis manga ancha en este asunto. La historia puede ser de terror, de suspense, de amor, de humor, dramática… Lo que se os ocurra y os apetezca, pues el miedo del personaje puede ser por muchos motivos. :)

Extensión:

El texto que tenéis que desarrollar para el taller ha de tener una extensión máxima de 750 palabras. Sólo se admitirá un texto por usuario.

«Trágico carnaval»

Recobro el conocimiento y no sé donde estoy, no consigo enfocar la vista más allá, mis párpados se rinden cansados. Palpo la tierra con las manos: estoy tumbado bocabajo en el suelo. Intento incorporarme y noto el peso de mi cuerpo, me doy la vuelta despacio y veo una estrella brillando intensamente. Intento mirarla fijamente pero me mareo un poco, creo que voy a vomitar… Sabor agrio y amargo en la boca, consigo sentarme y veo mi ropa sucia, muevo lentamente las piernas y el resto de mi cuerpo. Está anocheciendo pero todavía hay suficiente claridad, estoy en mitad de un descampado lleno de cardos y margaritas; consigo ponerme de pie, tengo que caminar, debo aprovechar mientras quede algo de luz. ¡Estoy tan desorientado!, no consigo recordar nada por más que me esfuerzo, ¿qué estoy haciendo aquí? ¿qué me ha pasado? ¿qué hago disfrazado? Sigo andando con cuidado y oigo el chirriar de unos pájaros que surcan el cielo. Creo escuchar un llanto lejano, miro hacia todas partes y grito: ¿Hay alguien ahí? Nadie responde. Se me acelera el pulso, sigo oyendo el llanto y voy hacia él. ¿Dónde estás?, vuelvo a gritar, ¡No puedo encontrarte!. Ahora sí, lo oigo claramente y avanzo decidido, detrás de un arbusto de margaritas hay una niña llorando. Me siento a su lado en el suelo y la cojo en brazos, la abrazo y le susurro: “No llores más, tranquila, todo ha pasado”. Hay algo en ella que me resulta familiar, limpio con mis manos su cara llena de mocos y lágrimas, la niña me mira con el corazón encogido y, entre sollozos, intenta decirme algo que no alcanzo a comprender, solo he entendido la palabra mamá. “Tranquila, vamos a ir a buscar a tu mamá, le digo, no llores más”. Ella mueve de arriba abajo su cabecita mientras se restriega los ojos con las manos sucias y se pone de pie. El día oscurece por momentos, cojo a la niña de la mano y comenzamos a andar, le pregunto cómo se llama; luego, levanta su brazo señalando algo con su dedito, miro hacia allí y distingo una columna de humo negro. Mientras caminamos hacia la humareda empiezo a oír lejanas sirenas, de pronto, algo me deslumbra a unos veinte metros a mi derecha y me acerco hasta distinguir una gigantesca pieza metálica, me aproximo con recelo… ¡Dios mío! ¿qué es esto? ¡Hay trozos de metal quemado por todas partes!, la sangre se me va helando por momentos y empiezo a comprender… Sin pensarlo dos veces cojo a la niña en brazos y la pongo de espaldas a todo, no quiero que vea esto, es espeluznante. Le digo a la niña que cierre los ojos, me tiemblan las piernas pero hago un esfuerzo por seguir avanzando mientras se agolpan imágenes en mi cabeza que intento ordenar… Veo dos o tres coches destrozados. La niña es la hija de mis vecinos, yo les convencí para que me acompañaran todos a la fiesta de disfraces de mi trabajo. Hay cuerpos inmóviles en el suelo, no sé si están vivos o muertos. Íbamos juntos en mi coche. El ruido de sirenas se hace más fuerte y claro. A cincuenta metros de mí distingo perfectamente la silueta torcida de la parte delantera de mi Audi, hay bomberos y policías por todas partes. Personas portando camillas corren de un lugar a otro. Todo es un caos. Me voy acercando a lo que queda del automóvil, es como si alguien lo hubiese partido en dos. Su aliento a quemado me golpea en la cara. Alguien grita “¡aquí! ¡aquí!” y dos hombres acuden corriendo hacia él, entonces yo grito “¡aquí, por favor, aquí!, ¡esta niña!” pero no me oyen, creo que ni siquiera me han visto. Sujeto más fuerte a la niña mientras avanzo por el estrecho camino, el olor a gasolina condensa el aire, llego hasta lo que queda de la parte trasera y veo a la niña allí sentada, sola, su grácil cabecita torcida en un ángulo imposible, siento como su cuerpo se desvanece entre mis brazos, me miro incrédulo las manos vacías y grito: ¡Noooooo!. Avanzo despacio y con miedo hasta alcanzar la parte del conductor, y sí, efectivamente estoy allí, con mi disfraz quemado y roto por mil sitios, el pelo cubre mi cara como si quisiera ahorrarme esa máscara de horror, metales retorcidos se incrustan en mi cuerpo roto pero no siento dolor…

 

Taller nº5

http://www.literautas.com

Escena:

La acción del relato tiene que ocurrir en un teatro. No hay restricciones ni de personajes ni de tema. El único requisito es que uno de los personajes ha de guardar un secreto.

Consejo:

Un teatro y un secreto. Esas son las premisas para la escena de este mes. Mi consejo es que hagáis una pequeña lista con unas cinco respuestas a las siguientes preguntas: ¿Quién guarda un secreto en ese teatro y por qué? ¿Qué secreto es? Anotad cualquier respuesta que se os ocurra, las que os acudan a la cabeza. Una vez las tengáis todas, podréis elegir aquélla que os resulte más sugerente para contar una historia. :)

Extensión:

El texto que tenéis que desarrollar para el taller ha de tener una extensión máxima de 750 palabras. Sólo se admitirá un texto por usuario.

Un teatro y un secreto”

Me viene a la mente la forma en que llegó a mis manos la entrada de tan curiosa obra. Una carta sin remitente y con sólo un mensaje en su interior: “¿Quiere perderse la obra teatral jamás vista?. Este sábado a las 22:00 en el teatro real. Asiento 2D”

Todos los allí presentes nos mirábamos con una cierta desconfianza, pregunté a varias personas y todas me dieron la misma respuesta, nadie sabía de que obra se trataba y a todos nos habían llegado las entradas de la misma forma.

Abrieron las taquillas y entramos pausadamente, no sin sentir una inmensa curiosidad por saber que era lo que nos esperaba dentro del teatro. Quizás sólo se tratase de una broma, o de alguna empresa publicitaria que buscaba a una serie de personas para grabar su anuncio, la cuestión es que un acomodador nos iba señalando muy amablemente el asiento que nos pertenecía.

El murmullo era ensordecedor, todos nos preguntábamos que sucedería. Y la respuesta llegó en manos de un hombre que salió de detrás del telón. La gente calló de inmediato y el hombre comenzó su discurso. En un primer momento se presentó y luego mencionó que los allí presentes habíamos sido seleccionados entre miles de candidatos por pertenecer a un grupo de personas que según dijo teníamos una especie de sintonía espiritual con sucesos paranormales. Todo esto me preocupó en cierta medida y estuve a punto de levantarme y marchar de tan disparatada situación, pero no lo hice por saber más.

Acabó diciendo que un gran secreto nos sería desvelado al final de la obra, un secreto que sólo conocía él y que nos cambiaría la vida.

Pasaron unos minutos y empezó la obra. La verdad es que la caracterización de los actores era sublime, el maquillaje y la vestimenta eran espectaculares, definían con todo lujo de detalles los personajes a los que encarnaban los actores. La obra quería presentarnos un resumen de lo que habían sido los últimos días de un famoso escritor, y nos iba relatando todos los que habían sido sus personajes literarios. Reconocí a muchos de ellos por ser un gran aficionado a la lectura, además de que el mencionado escritor era uno de mis favoritos.

Sentía una gran emoción cada vez que reconocía a un personaje, me hacía volver a determinadas partes de mi vida. El osito volador me hizo recordar a mi primer libro cuando apenas sabía leer, el valiente caballero hizo que volviera a vivir mi adolescencia, y así con cada uno de los personajes que iban apareciendo.

Pero todo se volvió extraño cuando pregunté a la persona que estaba sentada a mi lado si también reconocía a todos los personajes. Su respuesta me dejó sin aliento cuando me dijo que la obra que él estaba viendo no tenía nada que ver con un escritor y sus personajes, me contestó que la obra era una comedia sobre la ciudad donde él había vivido y sobre sus habitantes. No podía creerlo, incluso me produjo una sensación de enfado al pensar que me estaba tomando el pelo por lo que pregunté lo mismo a otra persona y ésta me dijo que la obra era un monólogo de un artista muy conocido que le encantaba. ¿Pero como podía ser que esas personas vieran obras diferentes si estábamos todos en el mismo teatro?. Un cierto nerviosismo se apoderó de mí y no dudé en buscar con la mirada las reacciones de las personas que estaban a mi alrededor. Algunas reían, otras lloraban, otras miraban fijamente el escenario con una cara de melancolía; parecía como si todas estuvieran viendo obras distintas. Me crucé con la mirada de la persona que había presentado la obra y su determinación hizo que me relajase, me hizo un gesto para que me tranquilizara y que al final tendría mi explicación. Así que me senté de nuevo y volví a mirar la obra que seguía con la presentación de mis personajes favoritos. Poco a poco perdí el temor y disfruté de la función como un niño. La obra finalizó y todos nos levantamos a aplaudir con entusiasmo. Todas y cada una de las distintas obras que habíamos visto los espectadores eran fruto de nuestra imaginación y por eso las reacciones en cada uno eran diferentes.

Cada vez que recibo una carta sin remitente deseo con todo mi corazón que vuelva a ser una entrada para el teatro real.

Jueves

Jueves 24 de Mayo del 2012

Mientras desayunamos te pregunto por el trabajo, quiero saber cómo va el proyecto, si falta muy poco para que lo publiquéis. Pero hoy tampoco tienes ganas de contarme nada relevante. No creo lo que me dices, no es que no te crea, siento que me estás ocultando algo más.
Estoy algo nerviosa por la cita de hoy con tu ayudante, quizás él me cuente más cosas.

Nos despedimos y paso la mañana en casa.

A media tarde recibo una llamada inesperada de Isaac, el ayudante de mi marido. Se le nota un poco exaltado, me pide que tengamos la cita pendiente en el laboratorio. Doble preocupación, la primera por saber qué es lo que me contará y la segunda por quedar en el laboratorio. Acepto pero no sin antes quedar a una hora en la que mi marido ya no se encuentre trabajando. Estoy preocupada, nunca antes había ocultado nada a mi marido y ahora estoy jugando a detectives.

Estuve todo el resto de la tarde muy nerviosa, me sudaban las manos y no podía pensar en otra cosa que no fuera en ti. Me daba un vuelco el corazón cada vez que escuchaba un ruido pensando que hoy también llegases pronto y me sorprendieras.

No aguanté más la presión, me subí al coche y me fui horas antes de la hora señalada. No fui directamente al laboratorio para que no vieras mi coche y te extrañaras. Pensé que te estaba mintiendo, escondiéndome como cualquier delincuente, pero debía saber lo que me ocultabas.

Esperé en el coche hasta que una nueva llamada de Isaac me sobresaltó; todo estaba listo, me esperaría en la entrada de la empresa. Encendí el motor del coche y conducí hasta el párking exterior de la empresa química. Bajé de mi Fiat Cinquecento, regalo de nuestro segundo aniversario, y fui hacia la entrada donde Isaac y dos guardias me esperaban. Tenía una ficha falsa preparada en la que ponía un nombre que no llego a recordar y que figuraba como pariente de tu ayudante. Siempre te quejabas de la falta de profesionalidad de los vigilantes de seguridad y me di cuenta de que fue muy fácil falsificar un pase. No me preguntaron nada gracias a que iba acompañada por alguien de la empresa o quizás porque no les importaba; la cuestión es que entré con Isaac y me llevó hacia el laboratorio, una vez allí me explicó que llevaba un tiempo observándote sin que te dieras cuenta y que tu comportamiento cada vez era más raro.

Me contó que no querías que nadie entrara en tu despacho y que últimamente era mucho el tiempo que pasabas solo, inmiscuido en tu trabajo. Desde hace un tiempo el estudio sobre la cura en la que trabajábais no avanzaba como debía y este hecho preocupó a Isaac de tal forma que empezó a tener dudas sobre tu rendimiento. Además, lo más importante es que ayer tuviste una visita de una persona que, según tú, era un gran científico amigo tuyo, y a la que Isaac reconoció como un mendigo con el que se había cruzado hacía poco. Esta mañana te preguntó por esa persona y me contó que le evitaste de malas maneras, cosa que motivó a tu ayudante a indagar un poco más en el asunto. Y la sorpresa es que me enseñó una sala donde experimentáis y ví un cuerpo casi descompuesto, un cuerpo humano!!!

No puedo contemplarlo, y no puedo llegar a creer que todo esto lo hayas hecho tú….no puedo, lo siento pero….no puedo!!!!!

Me es mucho más difícil cuando leo en tu diario que no tienes remordimientos, como si fueses un asesino profesional y nada pudiera interferir en tu meta final.

Issac está muy nervioso y me dice que debemos llamar a la policía. Le aconsejo que se calme y que pensemos un poco en la situación; tiene que haber una explicación racional. Le convenzo para que me de un día más antes de llamar a la policía, un día para que pueda hablar contigo y me des una explicación lógica de por qué has llegado hasta este extremo. Es difícil convencer a alguien ante semejante atrocidad pero logro disuadirlo y decidimos no contarle a nadie nada de lo que hoy hemos visto. Le pido que actúe de la manera más natural posible y que mañana vaya a trabajar como si no hubiera pasado nada.

Recuerdo que te dejé una nota en casa excusándome de mi presencia en casa durante la noche, diciéndote que mi madre estaba enferma y que debía pasar toda la noche con ella. Es la primera vez que te miento pero era necesario hacerlo para que no sospecharas que faltara en casa cuando tú llegases después del trabajo. Isaac me insiste en que puedo quedarme con él en su casa pero ya tenía buscada una habitación en un hotel en las afueras de la ciudad. Nos despedimos, no sin antes volver a repetirle que me dé un día para intentar solucionarlo todo y que estaremos en contacto por si sucediera algo más.

Me voy al hotel. Me doy una ducha para refrescarme y relajar la tensión que llevo acumulada de todo el día estresante y suena el móvil. Eres tú preguntándome cómo está mi madre y si necesito algo. Hablamos y me das las buenas noches. He estado muy cortante contigo, te dije que estaba cansada del viaje y del cuidado de mi madre, te lo creíste y una vez colgado el móvil me fui a dormir, aunque creo que no conseguí hacerlo en toda la noche.

Miércoles

Miércoles 30 de Mayo del 2012:

Cuando repaso lo que hiciste hace una semana se me eriza el vello. Mataste a un ser humano sólo para comprobar que el virus tendría efecto, y cuando llegas a tu laboratorio sólo tienes pensamientos de euforia por conseguir lo que deseabas, no llegaste ni siquiera a pensar lo que habías hecho, el acto tan desagradable que habías cometido. En un primer momento me sentí engañada, sentí que todos los años que llevaba contigo habían sido una mentira. Todo el dolor que sentía me hizo pensar que no te había conocido nunca. Pero cuando leo lo que sientes por mí, el alma se me parte en dos.  Sentí que no estabas escuchándome durante el desayuno. Noté una especie de indiferencia hacia todo lo que te decía que hizo enfadarme. Tenías la mente puesta en otro sitio, cómo si no quisieras estar en ese momento conmigo, o como si tuvieras prisa por abandonarme. Es lo que sentí cuando ni siquiera contestaste al decirte que te quería, tanto fue el enfado que dejé hasta de mirarte. Sentí algo extraño que nunca antes había sentido, algo doloroso que estuvo a punto de hacerme llorar, pero contuve mi indignación más por tozudez que por otra cosa. Estuve todo el día pensando en lo que te podía haber hecho actuar de esa forma, en si había procedido mal para que te sintieras así, pero sabía que no era ese el caso y que si hubiera sido me lo habrías comentado. Cuando estás a mi lado no interfiere nada entre nosotros, por eso esa mañana recuerdo enfadarme mucho y recuerdo que estuve todo el día con ese pensamiento. Salí de casa y decidí que una vez acabados todos los recados me pasaría por el laboratorio donde trabajabas para darte una sorpresa.

Era media mañana y hacía un tiempo muy cálido, había bastante tráfico para la hora que era. En la ciudad me crucé con uno de los ayudantes de mi marido, que según me explicó, había abandonado el laboratorio para arreglar una documentación que había extraviado. Me pregunta por mi marido y por si en los últimos días había notado algo extraño. Explica que ayer hubo una visita en el laboratorio y que tenía muchas dudas de la persona que había acudido en tu compañía. Todo esto me parece muy extraño, más cuando quiere hablar conmigo sobre este tema. Le digo que tengo pensado acercarme al laboratorio y que me puede acompañar para hablar los tres. Se niega en rotundo y decide quedar otro día conmigo, insiste en que algo raro está sucediendo en su trabajo desde hace unos días y que mi marido es el culpable de tal situación. Me asusté cuando te nombró de esa manera, pero es verdad que últimamente te notaba cambiado. Por eso decidí quedar con tu ayudante al día siguiente.

Se me hizo tarde  y había quedado en casa con una amiga para comer, por eso decidí dar la vuelta y no ir al laboratorio.

Para mi sorpresa llegaste muy pronto a casa, eran contadas las veces que había ocurrido un hecho similar. Siempre cumplías con el horario establecido, incluso había días en los que te demorabas más en llegar a casa, pero llegar mucho antes era extraño. Me vino a la mente el encuentro con tu ayudante y todo lo que me había contado. Ahora podría hablar contigo y teníamos tiempo suficiente para intentar solucionar aquello que me preocupaba. Tenía muchas cosas que contarte.

Pero me diste un beso y me explicaste que tenías mucho trabajo por hacer aún y que un montón de papeles te esperaban en tu despacho para ser leídos y firmados. Te trajiste trabajo a casa, cosa que no recuerdo que hubieras hecho antes, siempre preferías terminarlo en tu laboratorio porque contabas que llevarte trabajo a casa era perder ese tiempo que podías estar conmigo. Entendí que tuvieras muchas cosas por hacer, pero siempre me dabas explicaciones de lo que hacías y me pareció muy extraño que ni siquiera me contases de qué iba todo aquel papeleo que tenias que leer. Y además, después de mucho tiempo, teníamos una tarde libre para nosotros solos entre semana, hecho que muy pocas veces habíamos podido disfrutar… Y yo quería darte mi regalo!!! pero fue tal la rabia que sentí que no tuve ganas de entregártelo.

Los enfados contigo duran muy poco, siempre acabas soltando alguna tontería que hace desaparecer ese malestar y lo sustituye por una nueva sonrisa, esas sonrisas que con tanta frecuencia me provocas. Sabía que por la noche todo habría pasado y volvería a la normalidad, pero para mi sorpresa no quisiste cenar y te fuiste a la cama nada más salir del despacho. No quise darle más vueltas y decidí acostarme, aunque estuve unas horas desvelada, pensando en que tenía muchas cosas de las que tenía que hablar con tu ayudante. Debía saber todo lo que pasaba.

Martes

Martes 29 de Mayo del 2012:

El martes me desperté y encontré tus ojos fijos en los míos, como siempre decías que te gustaba mirarme. Una sonrisa y un guiño tuyo me volvieron a cautivar y te besé.

Noté que mi corazón se encogía y latía a menor velocidad, como si con cada latido intentase guardar ese momento y no quisiese que se diluyera en el tiempo.

Tu mirada era tan reveladora que sabía sin decirme nada lo mucho que me seguías queriendo, tus ojos me decían lo importante que era en tu vida. Los míos respondían de la misma manera y por eso cuando te levantaste para ir a desayunar no dejé que te marcharas.

Quería tenerte entre mis brazos un minuto más, suficiente para sentirte cerca; te besé con una pasión que me asombró y me correspondiste de la misma forma.

Tu mirada me hizo sentir complicidad, una complicidad que siempre hemos tenido y de la que me sentía muy orgullosa. Fue un beso muy largo y cuando me aparté supe con sólo mirarte que tú también seguías enamorado. Tanto tiempo conociéndonos y todo ese tiempo sintiendo una atracción mútua de la que nunca he podido escapar.

Desde la distancia de la semana que ha pasado me doy cuenta de lo feliz que soy contigo, no creo que pueda estar ni un sólo día sin saber de ti y sin notar que estás a mi lado, dándome ese cariño que tanto necesito.

Te marchaste a trabajar y esperé en la puerta despidiéndote sabiendo que sólo pasarían unas pocas horas hasta que volviera a verte.

Me ha sido muy difícil leer lo que hiciste Ese día. Sabía de tu determinación por conseguir todas tus metas pero nunca que pasarías ese límite. Siento cómo un escalofrío me recorre todo el cuerpo cuando pienso en lo que hiciste, mataste a una persona sin ningún miramiento y sin sentir remordimiento. Explicas la muerte de ese pobre humano como si se tratase de una rata de laboratorio, como si hubiese sido necesaria su ejecución.

Siento náuseas cada vez que lo pienso, y no puedo dejar de llorar. Llorar por ti.

Pero ese día cuando volviste del trabajo no tenía ni la más mínima sospecha de que algo tan grave había sucedido. Te vi llegar como de costumbre, es verdad que algo más cansado de lo normal porque me dijiste que no prepara cena, que necesitabas dormir. Algunos días ocurría, tanto trabajo te hacía llegar a casa destrozado y sin ganas ni de cenar ni de charlar conmigo, por eso no dudé de lo que me dijiste. Yo estaba leyendo un libro cuando llegaste y seguí haciéndolo un tiempo más mientras tú te ibas a dormir.

Yo también estaba cansada y no tardé mucho en ir a acostarme. Recuerdo que mientras me limpiaba los dientes te escuché balbucear entre sueños, fruto quizás del cansancio, decías cosas que no podía entender y que me hacían mucha gracia.

Me acosté junto a ti y estuve un tiempo observándote como siempre lo hacía.

No sospechaba nada de lo que ese día hiciste, no sabía lo cruel de tus actos. Todos los años que he estado contigo no presagiaban la conducta que he descubierto hoy en ti, quizás el amor me hacía ver sólo los aspectos buenos de los que siempre me vanagloriaba delante de mis amistades, o algo te había hecho cambiar estos últimos días. Siempre comentabas que te tenía en un pedestal, que te admiraba sin condiciones y que no veía tus defectos, pero es que no los tenías.

Antes de dormirme recordé que tenía una noticia muy importante que darte, pero estabas tan guapo dormido que esperé para contártela.

Ahora pienso que hubiera sido mejor explicarte lo que pasaba ese mismo día, igual nada de lo que después pasó hubiera ocurrido, me culpo por no decírtelo, por no darte la misma felicidad que hoy tuve pero las distracciones que me invadían me hicieron perder la noción del tiempo y borrarla de mi memoria.

Lunes

Lunes 28 de Mayo del 2012:

Esta mañana me desperté como cada día contigo a mi lado. Llevamos unos años casados y siento un gran pesar por no darte lo que más deseamos en este momento, pero tu amor hacia mi me salva de no caer en una depresión por éste hecho.

No noté nada extraño ni diferente en ti cuando desayunamos. Quizá una mirada de determinación excesiva, pero sé cuanta dedicación pones en tu trabajo, y los muchos años de esfuerzo que le has dedicado a conseguir tu meta.

Desde el primer momento en que nos conocimos supe de la obsesión por tu trabajo, pero es algo con lo que ya contaba cuando decidí seguir con nuestra relación.

Me enamoré al instante, fue uno de esos amores a primera vista. Tan guapo, tan elegante y con esa mirada que me cautivó en cuanto nos cruzamos en aquel hotel de Viena. Yo estaba de vacaciones con una amiga y recuerdo que tú estabas en una conferencia de algo relacionado con el descubrimiento de un nuevo método para conseguir erradicar por completo el dolor causado por una enfermedad extraña. Tienen unos nombres tan raros estas cosas que ya no me acuerdo exactamente.

Decidiste invitarme a cenar ese mismo día pero recuerdo que te dije que había quedado con mi amiga para ir a una exhibición de marionetas y que me parecía demasiado apresurado intentar concertar una cita conmigo. Pero no te rendiste, y eso fue lo que me hizo aceptar tu segunda invitación para ir a comer al día siguiente a un restaurante muy próximo a donde me alojaba.

Qué recuerdos, ahora que los siento de nuevo me hacen pensar en la suerte que tuve de conocerte. Creo firmemente que el destino me llevó a encontrarte.

No cambiaría ni un minuto vivido contigo.

A veces me miras y me dices lo mucho que me amas y pienso que la palabra “amor” no puede llegar a expresar lo que siento por ti. Es algo difícil de definir pero muy fácil de sentir.

Lunes, primer día de la semana más decisiva para nosotros y para el resto del mundo. No sé porqué pero recuerdo que cuando te fuiste después de desayunar sentí que me quedaba sola, pero no esa soledad física de alguien que se queda sin ninguna compañía de otra persona; me quedé vacía, como si me hubiesen arrancado cualquier sensación o sentimiento que pudiera tener. Estuve unas horas sentada sin hacer nada y mirando al horizonte, con la mente en blanco.

No sé cuanto tiempo estuve así, pero el timbre me hizo despertar del letargo en el que me encontraba. No recuerdo bien, creo que fue sal o azúcar lo que me pidió la vecina, pero era tal el desconcierto que tenía que no recuerdo nada más. Seguí con mis quehaceres como de costumbre, guiada por la rutina sin parame a pensar realmente que es lo que hacía.

Cuando llegaste a casa ya era bien entrada la noche. Mientras preparé la cena me acuerdo que te pregunté cómo te había ido en el trabajo, si habíais avanzado mucho en ese día, y tu contestación tardó en llegar. Por eso empecé a notar algo diferente en ti, noté en tu mirada un cierto nerviosismo. No conseguiste explicarme que era lo que habías estado haciendo durante tu jornada en el laboratorio y cambiaste de tema como si no quisieras seguir hablando de nada relacionado.

En un primer momento pensé que tus pocas ganas de hablar venían dadas por el cansancio, pero no era eso lo que no conseguía sonsacarte.

Tuve la extraña sensación de que me estabas ocultando algo, de que no querías explicarme nada de lo que habías hecho hoy. Pero tampoco quise seguir ahondando en mis tribulaciones, y decidí dejarlo correr y hablar de las noticias que en ese momento daban por televisión.

Cada día vemos las mismas noticias, creo que las buenas no las dan porque no debe haber o porque no generan audiencia. Da igual el canal que sintonizabas, todas las noticias eran horribles.

Este mundo estaba cambiando pero a peor.

Nos acostamos y cuando lograste dormir recuerdo perfectamente que estuve observándote durante unos minutos. Siempre ha sido uno de mis momentos preferidos el observarte mientras duermes. Igual que siempre me decías que uno de los tuyos era el despertarte antes que yo y observarme. Apagué la luz y me dormí pensando en ti.

Buenas noches querido y dulces sueños.

Diario (él)

Lunes 21 de Mayo del 2012:

Primer día de mi gran obra. Llevo mucho tiempo planeando todo. Necesitáis un escarmiento, alguien que abra los ojos a la gente.

Me despierto sin vacilar, pensando en todo lo que tan meticulosamente he llegado a insertar en mi cerebro. Todos los pasos están matemáticamente calculados y no hay índice de error.

Desayuno como todos los días, pero éste es especial. Veo a mi mujer como a otra oveja del corral, siguiendo a un mismo pastor que guía a todos hacia el camino equivocado. A veces pienso en contarte todo lo que tengo entre manos, pero sé que no me entenderías y estoy convencido que podrías ser un escollo en mi gran plan.

No saben lo errados que están, pero escarmentarán, y comenzarán a pensar de manera distinta; verán lo inútiles que han sido hasta ahora.

Todo empieza hoy, y éste día será recordado como el día en que el mundo se dio cuenta de lo mal encaminado que iba, del desastre al que se veía dirigido.

No quiero que se me evoque como el artífice principal de este hecho, sólo quiero que el mundo se acuerde del porqué fue necesario que alguien tomase éstas medidas.

La economía, la política, la sociedad en general ha fracasado en su intento de sacarnos del agujero al que nos estábamos viendo abocados, pero hoy empieza una nueva época, un nuevo renacer de la humanidad.

Como las grandes catástrofes naturales que llevaron a la extinción de los dinosaurios y al comienzo de una nueva vida, como las grandes guerras que exterminaron a millones de personas y nos obligaron a empezar de nuevo, y como las crisis económicas que han sido la lacra de éstos últimos años.

Pero yo poseo el poder suficiente para cambiarlo todo.

He trabajado muy duro los últimos años de mi vida sin descansar, priorizando mi meta a mi bienestar. Lo he dado todo para salvar a la humanidad del desastre. Pero por fin lo he conseguido, después de tantos esfuerzos. De jugarme en muchas ocasiones que me descubrieran y me quitaran del proyecto, que me retiraran los fondos necesarios para seguir.

Hoy he conseguido alcanzar el mayor logro de toda la historia, el mayor avance científico.

Nadie está al tanto de nada, ilusos, no sabéis lo que os espera.

Paso todos los controles de la empresa y me dirijo a mi laboratorio. Hoy he pedido a mis ayudantes una serie de tareas para que pueda estar sólo. No necesito a nadie que me moleste en lo que he de llevar a cabo.

Muchos han sido los años que he tardado en descubrir un virus que modificado a voluntad pueda conseguir los efectos de lo que es capaz éste. Han sido años de difícil trabajo y de mucha voluntad.

Todo empezó con el estudio de la última enfermedad incurable que asolaba al mundo. Todas las demás ya se habían neutralizado, se podría haber encontrado las curas de todas, esas curas que hubiesen permitido exterminarlas, pero las grandes farmacéuticas decidieron investigar más y en vez de vender la cura, vendieron un remedio que permitía ralentizarlas. La gente moría más tarde pero debían estar el resto de su vida pagando por sobrevivir.

Gracias a la avaricia de los grandes poderes he conseguido seguir investigando en ésta última, pero quizás el destino me ha llevado a encontrar otra cura distinta.

Hoy probaré mi descubrimiento en una rata de laboratorio, nada puede salir mal, lo tengo todo calculado.

Las pruebas han sido todas satisfactorias, ahora toca esperar a los resultados finales.

Llega alguien, he de esconderlo todo y no pueden descubrirme. Es uno de mis ayudantes, me trae lo que le había pedido. Es tarde, todo está en su sitio y mañana veré si por fin tantos años de espera han valido la pena.

Vuelvo a pasar todos los controles y me voy a casa.

Me estás esperando para cenar. Como siempre me preguntas cómo ha ido en el trabajo, pero esta vez me notas algo diferente, sientes que te escondo algo, lo noto en tu mirada. Pero pobrecita, no sabes nada de nada, tú igual que todos vives en la ignorancia. Pero todo esto se acabará muy pronto.

Martes 22 de Mayo del 2012:

Hoy me despierto mucho más calmado, tengo la certeza de que todo está en marcha. Mi plan sigue su camino y ya nadie puede pararlo.

Te miro y me traes recuerdos de cuando éramos más jóvenes, cuando nos conocimos y nos enamoramos. Tan rubia y con esos ojos azules, tan bella. Aún me sigues pareciendo preciosa, esa mirada tuya me ilumina el alma, te quiero y lo sabes. Si no fuese por ti creo que me hubiese hundido, que mi vida no hubiese tenido sentido, tú me has ayudado a creer en mi y a no dar nada por perdido.

Pero nada de ésto puede hacerme cambiar de idea, el mundo necesita esta última cura de la que desde mucho tiempo está pidiendo a gritos.

Me impides que me levante, me atraes hacia ti y me besas. Éste beso es diferente a los últimos que me has dado, quizás sientes el final y tu subconsciente quiere que no nos separemos. Tranquila, prometo estar contigo hasta el último momento, no te abandonaré y viviremos juntos el final de nuestra existencia.

Paso todos los detectores hasta llegar a mi laboratorio, a veces pienso lo fácil que sería entrar o sacar cualquier cosa de éstas instalaciones. La rutina y la escasa profesionalidad de los guardias hace que sea un juego de niños. No pueden sospechar lo que les espera, pero es lógico puesto que llevo casi toda mi vida pasando los mismos controles una y otra vez sin ningún altercado.

Ansío ver los adelantos en la prueba que hice ayer y ver si han resultado óptimos.

Cuando llego a mi mesa ordeno a mis tres ayudantes que se incorporen a sus quehaceres sin más demora y pido que no me molesten bajo ninguna circunstancia.

No puedo sentir mayor alegría al descubrir que los resultados son excelentes. Ahora toca el siguiente paso, experimentar en humanos.

Puede ser muy peligroso y todavía no estoy preparado para que el virus entre en acción, he de conseguir experimentar bajo unas condiciones controladas. Todavía no es el gran día, pero es necesario éste paso. Puedo pasar cualquier cosa por los controles, pero a una persona me será difícil. Podría utilizar a uno de mis ayudantes pero le echarían en falta y eso podría llevar al traste todos mis planes.

La idea me llegó hace unos días, y lo preparé todo para que hoy tuviese una visita externa de alguien al que había conseguido pagar para que se hiciera pasar por un colega de investigación.

Éstas visitas son frecuentes y sólo tenía que conseguir un pase por un día y señalar el día para que los guardias estuviesen avisados.

Lo más fácil fue conseguir a la persona que aceptara pasarse por un investigador, sólo tuve que ir a los barrios bajos de la ciudad y pagar una cantidad mísera de dinero. Fueron varios los voluntarios que se ofrecieron, y al final me decidí por alguien que no tuviese familia ni amigos, y que su desaparición pasara inadvertida.

Llega tarde, y eso me pone de los nervios. Hacerme esperar a mi, a quien va a cambiar el rumbo del mundo.

Los guardias revisan el pase y no detectan la suplantación que se ha llevado a cabo. Hago pasar a mi visitante hasta mi laboratorio y despido a mis ayudantes hasta mañana, por hoy ya han acabado y yo necesito estar sólo.

No hay necesidad de utilizar la fuerza para reducir a mi visita, un sedante y ya está todo preparado y listo. Aumento toda la seguridad del laboratorio pensando en que nada puede salir mal. Sólo me queda aislar la sala donde llevo a mi especímen y inyectarle el virus, ahora sólo queda esperar.

Ya tenia sobre aviso que hoy saldría un poco más tarde para que tuviera lugar el cambio de guardia y me fuese más sencillo salir. Todo está bajo revisión, y podrían descubrir que falta una persona por salir del edificio, pero eso lo tengo todo estudiado.

Los guardias no se han percatado de mi artimaña, y me voy de la empresa sin ser descubierto. Ilusos.

Llego a casa muy cansado, igual por la tensión de lo que he llevado a cabo. Ha sido un asesinato, pero tiene que haber bajas colaterales, está todo perdonado. Me acuesto sin cenar y te dejo leyendo.

Miércoles 23 de Mayo del 2012:

No puedo dejar de pensar en lo que me está esperando en el laboratorio. Quizás que mi mente esté en otro lugar me hace no escucharte mientras desayunamos. Me preguntas algo relacionado a lo que estoy llevando a cabo en el trabajo pero no estoy para explicaciones, necesito llegar cuanto antes, he de ser el primero en llegar y me es indispensable hacerlo. Ahora más que nunca he de extremar la vigilancia.

Me despido de ti, cada día que pasa se me hace más difícil. Quizás el saber que cada vez nos queda menos tiempo me hace amarte mucho más. No puedo distraerme en nimiedades, he de despejar mi mente. Necesito toda la atención en lo que he de hacer y no puedo dejarme llevar por los sentimientos. Vuelven a mi mente recuerdos de cuando éramos sencillamente felices, sin tener preocupaciones y sin mirar en los problemas de los demás. Cuando sólo nos necesitábamos el uno al otro. Que tiempos tan maravillosos, y que poco nos dábamos cuenta de lo que estaba pasando a nuestro alrededor. Me bastaba con quererte sin condiciones, sin explicaciones, solos tú y yo. Y el amor que nos confesábamos el uno al otro; es lo único por lo que valdría la pena vivir. Pero morir contigo, a tu lado también es una expresión de lo mucho que te amo. Te salvaré del desastre al que nos vemos abocados.

Saludo al guardia de turno y no veo indicios de algún problema con la visita de ayer, ningún comentario y ningún resquicio de duda. Perfecto, va todo según lo planeado.

Ansío llegar al laboratorio y mirar cómo se ha desarrollado el experimento con el que ayer probé mi gran obra maestra. Soy el primero en llegar y me dirijo raudo a la sala donde me espera mi voluntario.

Todo ha salido como esperaba, mi visita yace en el suelo sin vida y descomponiéndose a pasos agigantados. Ahora he de ser muy precavido, nadie puede descubrir el cuerpo. Antes mido si hay algún resto del virus en el aire de la sala, y descubro que efectivamente quedan rastros de él. Es perfecto, rápido y no deja huella que poder rastrear dentro del cuerpo. Hace efecto al entrar en contacto de cualquier forma, ya sea ingerido, inhalado, etc… y desaparece de su víctima una vez cumple con su cometido, pero sigue propagándose y buscando más víctimas.

El siguiente paso es deshacerme del cuerpo, pero está todo pensado. El cuerpo se descompondrá hasta desaparecer y no podrá ser descubierto, pero ésto lleva su tiempo, por eso dispuse el cuerpo bajo una lona. Así si nadie entra en la sala no podrá ser visto.

La sala se utiliza para pruebas y ya he dispuesto que no se realicen sin mi permiso, nadie tiene porque descubrir nada. Cuando todo esté en marcha dará igual que el virus esté esperando para propagarse en la sala de pruebas, sus hermanos camparan libremente por el exterior.

Otro paso cumplido, y otro paso menos para la meta. Ya queda menos, cada vez estoy más cerca del final y cada vez me siento más cansado, pero nada puede enturbiar ni mi mente ni mi capacidad para seguir sin desfallecer.

Se me pasa el tiempo sin darme cuenta cuando llegan mis ayudantes, miro el reloj y ya es la hora de entrada. Justo a tiempo.

Paso el día en mis investigaciones, hablando con mis ayudantes sobre los estudios que estamos realizando sobre la cura y me doy cuenta que no saben nada de mi investigación paralela. He sido muy meticuloso en todo lo que hasta ahora he ido haciendo, no tiene porqué saber nada, no necesito impedimentos en mi plan.

Por la tarde uno de mis ayudantes me pregunta por la visita que tuve ayer y le explico que era un conocido científico amigo mío que estaba de vacaciones en la ciudad y que estaba interesado en mi trabajo. Intenta hacerme más preguntas pero me deshago de él objetando que hoy estoy muy cansado y que necesito irme a casa a descansar.

Me preocupan tantas preguntas, pero seguro que todo es curiosidad. Dejo de pensar en ello y por fin llego a casa. Hace tiempo que no llego pronto a casa, y tu cara de sorpresa me intriga. Te doy dos besos y me voy a mi despacho con la escusa de que tengo mucho papeleo que he de acabar cuanto antes. Me relajo en mi sofá pensando en que todo está saliendo bien, en que no hay fallos y en que todo está siguiendo su curso.

Decido no cenar y me acuesto pronto. El cansancio me invade y me quedo dormido.

Jueves 24 de Mayo del 2012:

Todavía le sigo dando vueltas a las preguntas que me hizo ayer mi ayudante respecto a la visita que tuve. No creo que sepa nada de lo que estoy planeando, pero no hay que dejar nada a la casualidad. Hoy cuando llegue al trabajo intentaré investigar este tema.

Desayuno como todos los día pero hoy estás un poco irascible, me preguntas que es lo que estoy haciendo últimamente en el trabajo que me hace llegar tan cansado a casa. Te explico que queda muy poco en nuestro proyecto y que cada vez estamos más cerca de descubrir la última cura.

Te conozco y sé que mi explicación no te ha dejado tranquila, sé que sospechas algo. Que no te estoy contando toda la verdad, pero no puedo hacerlo por más que quiera. Nadie puede saber nada, pues quizás el contárselo a alguien sería el error que llevaría al fracaso la empresa que con tanto ahínco llevo ejecutando. Ni siquiera tú, mi amor.

Estudio los síntomas que vi ayer en el cuerpo y son los esperados, el virus se desarrolla a gran velocidad y sólo deja de actuar cuando el cuerpo al que ha invadido deja de existir, luego desaparece y no deja ninguna señal de su existencia. Es perfecto.

Además la facilidad con la que puede ser propagado lo hace único. Basta con respirarlo, inhalarlo o que sea inyectado y las cepas empiezan a procrearse dentro del especímen hasta sesgar su vida. Pero esto no lo hace especial, lo que lo hace maravilloso es que sólo puede ser destruido una vez haya cumplido su cometido. Una parte morirá con el cuerpo al que se ha unido pero otra seguirá buscando cuerpos en los que desarrollarse y morir y no dejará de hacerlo hasta agotar el objetivo por el que ha sido fabricado.

No puede ser detectado en la persona que ha sido contagiada puesto que desaparece. Y lo más significativo de todo y por lo que he estado tantos años trabajando en ello es que cumple un requisito marcado por mi y que lo hace ser la salvación de este mundo conocido.

Actúa en personas mayores de 20 años, a esta edad hay una serie de cambios genéticos en las personas, y lo que he conseguido es que el virus sólo actúe en estos casos.

Es mi gran legado a la humanidad, todos los mayores de 20 años desaparecerán, morirán y dejarán paso una nueva generación sin los ideales desfasados con los que nos guían nuestros gobernantes.

Será necesario un nuevo orden mundial, pero eso os lo dejo a vosotros, a los salvadores y creadores del nuevo mundo. La Tierra se está haciendo vieja, nos estamos haciendo viejos y no sabemos decir basta. Queremos seguir manejando el mundo a nuestro antojo y no vemos que hemos de dejar paso a la juventud antes de que ellos también se hagan viejos y sigan nuestros pasos.

Espero que no os equivoquéis y no caigáis en los mismos errores en los que hemos caído nosotros. Es necesario que este mundo tal y como lo conocemos desaparezca y se construya uno nuevo.

Toda esta idea me hace olvidar de lo que aún me queda por hacer. Tengo mucho trabajo que terminar antes de creerme vencedor.

Una de las cosas que me queda por hacer es investigar la curiosidad que le llevó a uno de mis ayudantes a preguntarme tan insistentemente por el visitante del otro día.

Decido hacerlo y entablo una conversación con él, primero hablando de otras cosas para luego acabar preguntándole por si conocía a la persona que me vino a visitar. Me cuenta que la cara le recordaba a un mendigo que había visto hace poco cuando su coche se detuvo en un semáforo y una persona se le acercó para pedirle limosna. Le digo que está equivocado, que no puede ser la misma persona, y él rehuye de mi insistencia y se niega a aceptar mis explicaciones pidiéndome el nombre del visitante a lo que le digo que no es asunto suyo y que más le vale no meterse en líos innecesarios.¡Maldita sea!

¿Porqué siempre tiene que haber personas que sienten la necesidad de saber todo lo que ocurre a su alrededor? Esto es un problema que no puedo dejar pasar. Cualquiera sabe si es posible que pueda empezar a investigar por la persona en cuestión y llegue a encontrar la verdad.

Es muy tarde y todos han abandonado el trabajo, es hora de ir a casa. Éste último inconveniente no me deja pensar en nada más. Mañana he de solucionarlo, queda muy poco para el día señalado y he de evitar cualquier problema que dificulte la ejecución del plan.

Llego a casa y encuentro una nota en la que mi mujer me explica que no vendrá a dormir esta noche.Que su madre se encuentra mal y se quedará con ella toda la noche. Mejor, menos problemas.

Viernes 25 de Mayo del 2012:

Hoy estoy decidido a solucionar el problema con mi ayudante. El estar sólo toda la noche me ha dejado pensar en cómo solucionarlo.

Me dirijo al trabajo, saludo a los guardias y enfilo hacia mi laboratorio. Soy el primero en llegar y me entretengo con unas probetas de ensayo esperando a que lleguen mis tres ayudantes. Llegan puntuales, es una de las cosas que saben que han de respetar, el horario es sagrado.

Hablo con el curioso y quedamos en que como el científico que vino a verme está de vacaciones en nuestra ciudad no hay inconveniente en pedirle si puede cenar con nosotros. Hago una llamada falsa haciendo ver que reservo una mesa para tres en un restaurante de la zona y le hago saber que después del trabajo iremos directamente en mi coche. Acepta y se marcha a cumplir con el trabajo que le he puesto para hoy.

Problema casi solucionado, esto es un pequeño retraso, pero no hay prisas si con ello no se ve comprometido el plan al que tanto tiempo le he estado dedicando.

Dedico el resto del día pegado al ordenador mirando el ritmo de propagación estimado y me asombro ante la velocidad con la que el virus puede hacerlo.

Los primeros días la propagación será muy rápida puesto que el virus actuará en ciudades en las que hay millones de personas, luego poco a poco irá decreciendo puesto que se hará más difícil encontrar humanos en los que propagarse, pero ya será demasiado tarde para la salvación de este planeta.

La habilidad por la humanidad de construir ciudades cada vez más grandes y con más habitantes hará el trabajo mucho más fácil.

Se hace de noche y es la hora en la que había quedado con el curioso. Me viene a buscar sin saber lo que le depara el futuro. Inconsciente. Serás otra víctima necesaria. Una baja colateral como le llaman.

Salimos por los controles de seguridad, no sin antes decir que se me ha olvidado una cosa y que he de ir a buscarla. Así nadie nos verá salir juntos y no podrán asociarme con tu desaparición.

Decido cambiar en el último momento y quedamos en una dirección que te doy para así no poder ser grabados por las cámaras del parking. Cuando llego a la dirección que te he dado estás esperando fuera del coche, llego con las luces apagadas y aparco el coche unos metros antes sin ser visto. No hay nadie, he buscado una zona por la que a estas horas poca gente la frecuenta. Veo tu cara de preocupación preguntándote porque te habré dado esta dirección , pero no sospechas nada. Me acerco sigilosamente por detrás sin que me oigas y paso un hilo de acero por detrás de tu cabeza apretándolo con todas mis fuerzas. Siento la sorpresa en tus ojos, y tu mirada me pide explicaciones del porqué estoy haciendo esto. Te susurro al oído que no luches, que estés tranquilo; pero no paras de patalear y de intentar librarte de mi. No pasa mucho tiempo hasta que dejas de luchar y caes inerte a mis pies. No siento nada, sólo que eras un impedimento, una piedra en el camino que tenía que ser retirada. Otro asesinato, ya van dos en menos de una semana. ¿Asesinato? No, es un pequeño precio que hay que pagar.

Me deshago de las pruebas que puedan incriminarme quemándolas y enterrándolas, y cargo con el cuerpo hasta una zona en la que hay una serie de despojos y basura acumulada. Meto el cuerpo entremedio de toda esta basura y me alejo pensando en que cuando te encuentren ya será tarde.

Doy gracias a que de los tres ayudantes tu eras el único que no tiene familia en esta ciudad, por lo tanto nadie te echará en falta estos primeros días. Todo va en mi favor, hoy es viernes y llega el fin de semana. Dos días en los que no trabajáis y dos días en los que nadie en el laboratorio te echará de menos.

Subo al coche y me voy a casa. Hoy estoy más cansado que nunca, éste último acto de esta noche me ha dejado sin resuello y necesito descansar. Ya sólo quedan dos días y todo habrá acabado. He de seguir sin desfallecer, no puedo venirme abajo ahora.

Encuentro a mi mujer preocupada, me cuenta que su madre no se encontraba muy bien pero que no ha sido nada. Cenamos y llega la hora de dormir. Un simple beso y nos despedimos hasta mañana. Estate tranquila, todo acabará muy pronto.

Sábado 26 de Mayo del 2012:

Hoy sólo tengo previsto visitar el laboratorio por la mañana para recoger la muestra donde se encuentra el virus. Hoy es cuando sacaré la cepa de su lugar de creación. Me será fácil pasar todos los controles rutinarios, el sábado va muy poca gente a trabajar y los guardas apenas hacen caso de la gente que por allí deambula.

Saben de mi fanatismo por mi trabajo y ven normal que en un día festivo me pase por el laboratorio.

En cualquier caso si por alguna casualidad me registran más de lo normal y descubren el tubo de ensayo que he de sacar, no tendré problema en hacer que en ese mismo instante mi gran creación comience su cometido. Quiero hacerlo todo como lo tenía pensado, y me gustaría que no hubiese hoy ningún tipo de problemas que me hicieran adelantar mi fin, todo a su debido momento.

Saludo a los guardias de la entrada y ellos hacen lo mismo más por rutina que por cordialidad. Son muchos años viéndome entrar y salir cada día.

Hoy no tendré ayudantes, es día festivo y no tienen costumbre de trabajar. Son felices cumpliendo su horario y no son capaces de ni siquiera sacrificar un poco de su vida por lo que más importa, su trabajo.

Con sumo cuidado y mucho respeto cojo el tubo de ensayo donde se encuentra el poder de la salvación de este mundo, la gran creación que con tanto esfuerzo, y no sin una pequeña dosis de suerte, hará que por fin este mundo encuentre su cura. La que con tanto anhelo siempre ha necesitado y que nunca nadie ha sabido suministrársela. Son pocas las horas que quedan para el gran día.

Paso el tiempo esperando hasta el mediodía que es cuando normalmente acabo los sábados. No pienso en nada, sólo en que nada puede salir mal. Dejo mi mente en blanco intentando desviar cualquier pensamiento de que algo falle, pero todo está calculado al milímetro, cualquier detalle está más que pensado.

Todos los controles hasta la salida me parecen que están a punto de dar la alarma cuando paso por ellos. Los nervios empiezan a traicionarme, pero he de sobreponerme a ellos, todo depende de mí. He de ser fuerte y no dejar que noten nada, cualquier síntoma de debilidad pude llevar al fracaso mi gran plan, no puedo dejarme vencer.

Sólo me falta el último control, y consigo pasarlo sin dificultad. Los guardas me saludan despidiéndose sin apenas mirarme, sin saber que son partícipes de lo que llevo entre manos.

Me dirijo al coche sabiendo que las cámaras me están grabando, que están dejando para la historia el momento en que su salvador salió a la luz. Tengo una sensación de triunfo, la alegría que siento es inmensa, nada se le puede comparar.

Llego a casa justo a la hora de comer, como cada fin de semana y mi mujer está esperándome. Nos saludamos y antes de sentarme a la mesa guardo mi preciado tesoro en mi despacho donde sé que nadie entrará y donde nadie podrá encontrarlo. Hoy no es el gran día, falta uno más y todo se habrá cumplido. Mañana se verá cumplido mi gran sueño, mañana será el gran día. No se porqué elegí un domingo, quizás por reminiscencias religiosas o por ser un día en el que podría ir al centro de la ciudad sin levantar sospechas en el laboratorio.

Y ahora que ya está todo listo mi mente empieza a relajarse, a pensar que ya nada puede inmiscuirse en mi plan. Por una vez en esta semana puedo descansar.

Me llamas que la comida se enfría. Ahora que siento tu voz me doy cuenta lo mucho que te quiero, quizás sabiendo que sólo nos quedan horas de estar juntos, me haga sentir que te amo.

Sé que estás preocupada por el comportamiento de ésta última semana. Quizás puedas pensar que he tenido un comportamiento algo raro, pero es imposible que puedas llegar a sospechar de mi doble vida. Me ves como un científico con total devoción por su trabajo, piensas que mi dedicación es para encontrar una cura que pueda salvar vidas. Y en verdad es lo que haré, salvar vidas, pero no de la forma que puedas llegar a pensar.

Pasamos la tarde juntos sentados en el sofá, hablando del trabajo, de tu madre, de la vida. Me acerco y te beso. Me miras sorprendida pero no te dejo lugar a réplica, sigo besándote y te fundo en un abrazo. Sonríes y te llevo a la cama. Esta noche sólo necesito saber de ti, hacemos el amor repetidamente, sintiendo que será la última vez que lo haremos.

Domingo 27 de Mayo del 2012:

Apenas he podido dormir. Te he estado mirando toda la noche, he contemplado esos maravillosos ojos que tienes, esa calidez que desprenden. Quisiera pasar el poco tiempo que nos queda sin dejar de mirarte. Sintiéndote tan cerca de mi, amándote. Te beso y sigues durmiendo.

No puedo dejar que puedan vencerme mis sentimientos. Pero eres tan bella.

La lucidez por fin llega a mi mente y me despierta del estupor en el que estaba cayendo. Es hora de levantarse y cumplir con mi objetivo.

Voy a mi despacho y encuentro lo que buscaba, sigue en su sitio. Escucho un ruido en la habitación, miro y sigues durmiendo. Me despido de ti. Te he dejado una carta en la que te explico todo, espero que te dé tiempo a leerla; no quisiera que murieras sin saber porqué.

Estoy preparado, no tengo dudas y tengo la mente despejada. Me subo al coche y me dirijo al centro de la ciudad. Hoy habrá mucha gente deambulando por las calles, comprando, visitando los monumentos. Es una ciudad muy cultural y siempre está repleta de turistas, y más un domingo en el que la gente suele salir con sus familias y amigos a pasear por ella.

Pensé que el mejor lugar para propagar el virus sería la plaza central de la ciudad, atestada de gente. Allí nadie se daría cuenta de lo que estaría haciendo y así nadie podría interponerse en mi plan.

Aparco el coche y me dirijo a la plaza, me tiemblan las manos, pero no son los nervios los que me invaden, es la emoción de que por fin ha llegado el momento. Miro a la gente que está a mi alrededor y me dan pena por no saber lo que está punto de suceder. Veo a los niños que corren entre la gente persiguiendo a las palomas o jugando entre ellos y pienso que ellos serán los verdaderos salvadores, los creadores del nuevo mundo. Ellos escribirán la nueva historia de nuestro planeta, ellos serán los que edificaran la sociedad futura. Mi último pensamiento es por ellos.

Cojo el tubo donde está alojado el virus y me decido a abrirlo cuando…..

Domingo

Domingo 27 de Mayo del 2012:

Apenas he podido dormir. Te he estado mirando toda la noche, he contemplado esos maravillosos ojos que tienes, esa calidez que desprenden. Quisiera pasar el poco tiempo que nos queda sin dejar de mirarte. Sintiéndote tan cerca de mi, amándote. Te beso y sigues durmiendo.

No puedo dejar que puedan vencerme mis sentimientos. Pero eres tan bella.

La lucidez por fin llega a mi mente y me despierta del estupor en el que estaba cayendo. Es hora de levantarse y cumplir con mi objetivo.

Voy a mi despacho y encuentro lo que buscaba, sigue en su sitio. Escucho un ruido en la habitación, miro y sigues durmiendo. Me despido de ti. Te he dejado una carta en la que te explico todo, espero que te dé tiempo a leerla; no quisiera que murieras sin saber porqué.

Estoy preparado, no tengo dudas y tengo la mente despejada. Me subo al coche y me dirijo al centro de la ciudad. Hoy habrá mucha gente deambulando por las calles, comprando, visitando los monumentos. Es una ciudad muy cultural y siempre está repleta de turistas, y más un domingo en el que la gente suele salir con sus familias y amigos a pasear por ella.

Pensé que el mejor lugar para propagar el virus sería la plaza central de la ciudad, atestada de gente. Allí nadie se daría cuenta de lo que estaría haciendo y así nadie podría interponerse en mi plan.

Aparco el coche y me dirijo a la plaza, me tiemblan las manos, pero no son los nervios los que me invaden, es la emoción de que por fin ha llegado el momento. Miro a la gente que está a mi alrededor y me dan pena por no saber lo que está punto de suceder. Veo a los niños que corren entre la gente persiguiendo a las palomas o jugando entre ellos y pienso que ellos serán los verdaderos salvadores, los creadores del nuevo mundo. Ellos escribirán la nueva historia de nuestro planeta, ellos serán los que edificaran la sociedad futura. Mi último pensamiento es por ellos.

Cojo el tubo donde está alojado el virus y me decido a abrirlo cuando…..

Anteriores Entradas antiguas